sábado, 18 de diciembre de 2010

El Manifiesto de Artaud


No podemos vivir eternamente rodeados de muertos y de muerte.
Y si todavía quedan prejuicios hay que destruirlos.
EL DEBER
digo bien
EL DEBER
del escritor , del poeta,
no es ir a encerrarse cobardemente en un texto, un libro,
una revista de los que ya nunca saldrá,
sino al contrario salir afuera
para sacudir
para atacar
al espíritu publico
si no
¿para qué sirve?
¿y para qué nació?


Cuando Artaud decía esto, en el año 1932, yo todavía no había nacido.
Afortunadamente, el texto me paso inadvertido a lo largo de la infancia, donde prefería las trágicas historias de los hermanos Grimm y los Salmos Responsoriales.
Hasta que llegó la adolescencia y descompuso mis creencias sobre el mundo, el sobremundo y el submundo. Ahí llegaron The Clash y los poetas Malditos: inevitablemente después vino Artaud.
El Manifiesto me hizo probar el romance entre el arte y el espíritu público.Y aunque algunas otras respuestas sobre el sentido del arte me parecieron de a ratos muy elegantes, siempre opté por volver a aquella idea hecha de amor y aire puro:
el sentido del arte es un sentido social.

Oh, cher Antonin, je vous salue!

1 comentario:

Viviana dijo...

Gracias! Fue una lectura muy agradable y pensamientos muy saludables. Hay que tener apertura hacia nuevos romances.