
Volví a ver "La fiesta de Babette" o "Babettes Gaestebud" en su idioma original (danés), aquella película del director Gabriel Axel de la que tanto se habló en 1987, cuando ganó el Oscar. Amen de otros preciosismos, como el vestuario diseñado por Jean Paul Gaultier y una fotografía exquisita, es una de esas pelis cuyas metáforas vale la pena volver a transitar cada tanto: la metáfora del placer, la metáfora del refinamiento, la metáfora de la sutileza, la metáfora de la riqueza, la metáfora del amor, la metáfora del poder...
Pero hay algo que me conmociona particularmente de la metáfora babettiana, y es la idea de que el verdadero goce del artista no está en los aplausos del público, sino en la ejecución misma del acto creativo. Aunque el receptor de la obra de arte siempre esté presente en ella (y este es en gran medida el principio del sentido social del arte)como "reader's response" o "lector modelo", diría Eco, la recepción "efectiva" no es para el artista más que un sueño que nunca podrá conocer, controlar y ni siquiera imaginar.
Esa Babette de esa fiesta en la que cocina con absoluto refinamiento para unos comensales que cualquiera consideraría rústicos e incapaces de gozar de él, nos dice: El artista crea, ejecuta su obra imaginando un otro, y luego espera, en silencio. El arte es un homenaje del artista a los otros. El arte es pura generosidad, no espera nada de otros más que el goce.
Y Yo, que siempre me cuestiono por qué hace uno lo qué hace: por qué escribe, por qué publica, por qué se muestra...yo que me pregunto cuánto tienen el arte y la generosidad de narcisismo, me pongo a pensar respuestas múltiples, las encuentro siempre llenas de contradicciones, evanescencia, dulzura y miseria, recibo una sagrada esperanza en los platos de amor y entrega, como el de Babette.
1 comentario:
L'arte in se è quasi sempre una forma di egoismo. L'artista prima di tutto produce per se stesso e poi per il pubblico. Babettes, lo fa per ritrovare fra le dita il gusto del piacere del fare, prima per se stessa. Spende l'unica fortuna che le avrebbe consentito di lasciare il suo oscuro destino per soddisfare il piacere di essere ancora una volta e per sempre Babattes Gaestebud.
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