
Definitivamente uno “no pertenece”
al cualquier lugar: puede transitar diversos lugares, puede de a
ratos hasta establecerse en ellos, caminar sus calles, frecuentar sus
bares, saludar su gente, pero nada de eso es “pertenecer” hasta
que no pasan otras cosas. Qué diferencia hay entre por ejemplo
caminar las calles de un lugar al que uno pertenece y las de uno que
no?
Cuando uno camina calles “ajenas”
las camina sin afectividad, da lo mismo caminar unas calles que
otras…por eso tienden a parecernos que son todas iguales: ninguna
referencia a la historia personal nos liga con esas calles, ninguna
clase de afectividad, ninguna experiencia particular. Las calles se
vuelven en cambio “propias” cuando uno las ha frecuentado y tiene
con ellas un diálogo interno: las lleva “adentro”, por así
decirlo…
Así, la experiencia de pertenecer, se
ser parte, de sentirse parte, no tiene que ver con los lugares, tiene
que ver con uno: es “yo” que se sitúa en un espacio y se apropia
de él.
Pero cuando la siempre consapébole
experiencia popular dice “sapo de otro pozo”, difícilmente se
refiera al paisaje: habitualmente se refiere a la experiencia de “no
ser parte” de un grupo o de una cultura. Algo así como la
paráfrasis de “yo no tengo nada que ver con esta gente”.
El “sapo de otro pozo” es ante todo
una experiencia social: la de un sujeto que es/se siente ajeno a un
grupo con el que más o menos circunstancialmente tiene que pasar el
rato.
Y yo en todo esto tengo una larga
experiencia: nací en el pozo equivocado, crecí en el pozo
equivocado, me educaron en el pozo equivocado, aprendí a
socializarme en el pozo equivocado…y cuando más menos me había
empezado a considerar parte del pozo (y esto me llevó un buen
tiempo) tuve que cambiar de pozo a uno todavía más extraño y
ajeno, cuando decidí casarme con un ítalo-austríaco e irme a vivir
al Tirol, como todos saben.
(A veces creo que llevo la ajenitud en
la sangre, en el ADN, en la configuración molecular o en alguna otra
parte de la existencia que todavía no entiendo…pero sin drama lo
digo, con la misma desafectación con la que digo mi nombre.)
No obstante haberme mudado hace 5 meses
a vivir acá, mi marido se tuvo que ir a hacer un documental a
Guatemala y me pidió el favor de reemplazarlo en una reunión con el Centro de Estudios Históricos. El tema de la reunión era la historia -por supuesto- de un documento medieval (al parecer muy importante en la
legislación trentina). Nos pidieron hacer una animación en 3D de
esta historia, una suerte de cartoon. Mi cómpito era presentar los
personajes y mostrar la animación que habíamos hecho hasta el momento. A mí –que, a esta altura no
distingo los límites entre lo que soy capaz de hacer y lo que no- no
me parecía una tarea difícil y la acepté gustosa, obviamente sin
considerar mi objetiva condición de “sapo de otro pozo”.
Pero cuando el sapo no es del pozo, el
pozo se encarga de hacérselo saber de las maneras más crueles.
Cuando llegué a la reunión me encontré con un grupo de gente
impecable, gris, planchadísima, con ropa nueva, tecnología nueva,
que hablaban correcta y técnicamente, con modales delicados, voz
baja. Eran todos hombres excepto una mujer de pelo corto, de unos 50
años, sin teñir, vestida íntegramente de negro, con una pollera
por la rodilla, zapatos bajos y totalmente desprovista de
maquillaje…entre monja y académica: un insulto a la femineidad.
Nadie logró disimular su desconcierto cuando llegué –tarde y
mojada por la lluvia- montada sobre unos tacos de 15 cm., con mi
blondíssima cabellera larga hasta la cintura, con los jeans
ajustadísimos y un abrigo azul eléctrico, y saludé pidiendo
disculpas en una lengua jeringosa que oscilaba entre el español
rioplatense, un italiano con reminiscencias del latín vulgar en
transición al catalán y alguna inexplicable evocación de la
fonética rusa en las sonoras fricativas.
Me presentaron como “la esposa de…”,
una feliz conquista para una que vivió toda su vida en anarquía
conyugal…”heheh” contesté.
Estaban todos hablando en un italiano
incomprensible, en un tono bajísimo y miraban mapas, líneas
temporales, gráficos, documentos en alemán antiguo y decían cosas
al respecto…creo.
Después me tocaba a mí. Lo
primero que dije fue: “scusate mi italiano, per favore…parlo
benissimo…ma lo spagnolo”. A lo que todos contestaron
“heheh”.
Luego comencé a presentar las
caricaturas de sus héroes nacionales, a medida que veía las caras
grises de los historiadores desvanecerse, desarmarse, tornarse una
mueca y luego una expresión sufriente a lo “Grito” de Munch.
Cuando estaban todos por caer en
asfixia, uno de los historiadores tomó aire, y atinó a decir:
“scusa, ma queste non e un príncipe vescovo, e un Papa”…e
questi ceti sono medievali…mmm…e la rappresentazione del nostro
eroe e un po…dissacrante.”
A lo que la señora-gris agregó:
“i colori dello scenario sono troppo forti…potrebbero essere
piu..grigi?”
Viendo por dónde venía la
desesperación de los pobres historiadores (representaciones
desacralizantes, colores “poco grises” o “demasiado
latinoamericanos”, príncipes que se parecen al Papa) usé el
recurso de la tecnicidad: “Por supuesto –les dije en la lengua
esa extraña que hablo- estas son representaciones provisorias, son
ustedes –los expertos- quienes deben decirnos cómo representar los
personajes…por ahora evalúen el estilo del diseño, la gráfica,
el movimiento…” Y así, creo que logré confundirlos.
Luego de muchas horas de aburrimiento
y diálogo imposible, la reunión afortunadamente terminó. Yo salí y
me paré en la puerta, bajo la lluvia, desconcertada, con una
sensación de desapropiación: de no ser dueña de la lengua, de los
mapas, de los héroes, de las representaciones, de los escenarios…
Y me quedé un buen rato ahí parada, tan lejos de mi tierra, de mis personajes, de mi trabajo, del mundo donde me muevo “como pez en el agua”, tratando de entender si yo era demasiado colorida para ese lugar gris, o ese lugar era demasiado gris para mí.
1 comentario:
Zapo de otro pozo. Simplemente la historia de lo que tienen el coraje de probar nuevas rutas. Es muy dificil sentirse Zapo de otro pozo cuando nunca se ha cambiado pozo. Tambien es una richeza no crees? Ser Zapo de otro pozo te ayuda a entender cual es tu pozo.
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