sábado, 26 de octubre de 2013

Hijo

Creo que viniste de otro cielo
Donde existen las aves, pero no las moscas.
Que recorriste el largo sendero de la vida y de la muerte,
Que anduviste por los bosques y los mares con otro nombre.
Que viniste en un crucero cargado de tigres y dragones,
Inhóspito de paz,
Ungido de mares,
Con las manos frías y la frente oscura.

Y si los piratas naufragaron tu barco,
Vos saltaste para conquistar el cielo.

Siento que las aves pudieron anidar en tu cabello
Y las nubes se acostaron a esperarte.

Creo  hijo, que la gloria te acompaña
Porque nada hay en un corazón que no comprendas
Y que cuando vuelvas a mirar el cielo
Lo vas a hacer con esperanza
Con lágrimas en los ojos de pudor y de alegría
Con la clara luna que no deja los cristales de madrugada

Y cuando el sol te diga
que ha llegado tu próximo día,
te mecerás en la vida como un pájaro en el viento
Y  arrollarás el canto de las sirenas
con tu ternura.