martes, 2 de septiembre de 2014

Dark Heart in a Blind City

Me caigo.
Los brazos están por quedarse quietos.
De repente se desganan.
Arriba mío, el cielo escarlata.
La luna velada por el insomnio.
Un paisaje que no dice nada
a quien ya lo conoce,
pero aturde,
puebla,
y nos deja solos.

La pura ciudad
cansada de ella misma.
Gris, brutal,
ensimismada.

Yo que corro desesperada
sobre unos tacones que no puedo controlar,
que son inmensos.
Mi cuerpo blindado en látex,
como el de la luna.
Queriendo conmover a una bandada de vampiros
que urden sus intrigas palaciegas
enfrentándose al dolor
de su decadencia.

Y los niños que se cubren los ojos
para no decir a sus padres la verdad:
que ya están cansados y viejos.

Habremos de morir esotra tarde,
cuando ya las llagas no nos laceren el pecho.
Podridos de humedad
y una noche herrumbrosa
corriendo con tacones infinitos

por las calles y los techos
de una ciudad entumecida.

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