Ella era bellísima y sobre todo sexy. Le gustaba mucho usar ropa negra y dejar traslucir su terrible cuerpo. "El tuerto" la miraba fijamente desde la ventana y ella lo sabía. Sólo que no quería pensar en ello porque le daba miedo. Ella pensaba que el tuerto un día iba a desgarrar su cuerpo y se lo iba a comer de a pedacitos, con las manos, despacio y con ansia, como quien come un tesoro.
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